Portal de Flores de Bach

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FILOSOFÍA DEL DR. EDWARD BACH


La esencia de la obra del Dr. Bach está concentrada en dos libros sumamente breves. Casi cuadernos de notas. Al primero lo tituló "Cúrese a sí mismo" (Heal thyself), en el cual puso al alcance de todos la revelación de que es posible acceder a la salud y a la plenitud anímica dejándose llevar de la mano por la Naturaleza. Para completar su teoría nos entregó su segundo libro, a éste lo tituló "Los doce curadores y otros remedios" (The Twelve Healers and other Remedies).

La enfermedad es, en esencia, el resultado de un conflicto entre el Alma y la Mente, y no se erradicará más que con un esfuerzo espiritual y mental. Estos esfuerzos, si se llevan a cabo adecuadamente, con entendimiento, como veremos más adelante, pueden curar y evitar la enfermedad al eliminar esos factores básicos que son su causa primaria. Ningún esfuerzo dirigido únicamente al cuerpo puede hacer algo más que reparar superficialmente el daño, y no hay curación en ello, puesto que la causa sigue siendo operativa y en cualquier momento puede volver a demostrar su presencia de otra forma. De hecho, en muchos casos, una aparente mejoría resulta perjudicial, al ocultarle al paciente la auténtica causa de su molestia, y, con la satisfacción de una salud aparentemente mejorada, el factor real, no descubierto, puede adquirir renovadas fuerzas. Contrastemos estos casos con el del paciente que sabe, o que recibe luz de un buen médico, cuál es la naturaleza de las fuerzas adversas espirituales o mentales que actúan, y cuyo resultado ha precipitado lo que llamamos enfermedad en el cuerpo físico. Si ese paciente trata directamente de neutralizar esas fuerzas, mejora su salud en cuando tenga éxito en su empresa, y, cuando se complete el proceso, desaparecerá la enfermedad. Ésta es la verdadera curación, y consiste en atacar el baluarte, la auténtica base de la causa del padecimiento.

Una de las excepciones a los métodos materialistas de la ciencia moderna es la del gran Hahnemann, fundador de la homeopatía, que con su comprensión del benéfico amor del Creador y de la Divinidad que reside dentro de cada hombre, estudiando la actitud mental de sus pacientes ante la vida, el entorno y sus respectivas enfermedades se propuso buscar en las hierbas del campo y en el terreno de la naturaleza el remedio que no sólo curase sus cuerpos, sino que al mismo tiempo beneficiase a su actitud mental. Cuán deseable sería que los verdaderos médicos que aman a la humanidad extendieran y desarrollaran su ciencia.

Afirmemos brevemente que la enfermedad, en apariencia tan cruel, es en sí beneficiosa y existe por nuestro bien, y, si se interpreta correctamente, nos guiará para corregir nuestros defectos esenciales. Si se la trata de manera adecuada, será la causa de supresión de nuestros defectos y nos dejará mejor y más plenos que antes. El sufrimiento es un correctivo para destacar una lección que de otro modo nos habría pasado desapercibida y que no puede erradicarse hasta que no se aprende la lección. Digamos también que aquellos que comprenden y son capaces de leer el significado de los síntomas premonitorios pueden evitar la enfermedad antes de que aparezca, o abortarla en sus primeras fases si se realizan los adecuados esfuerzos correctivos espirituales y mentales. Tampoco tiene que desesperar nadie, por grave que sea su caso, ya que el hecho de que el individuo siga físicamente vivo indica que el Alma que rige su cuerpo no carece de esperanza.

 

 

 


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